Desde pequeña siempre me he preguntado por qué nos comportamos como lo hacemos, qué nos hace actuar diferentes unos de otros. Eso, unido a que me gustaba mucho escuchar a los demás, me hizo decantarme por la psicología, una profesión preciosa que, a día de hoy, tengo la suerte de ejercer.
Me gradué en Psicología en la Universidad de Sevilla, y poco después realicé el máster en Psicología General Sanitaria en la misma universidad. Tuve la oportunidad de realizar mis prácticas en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del hospital Virgen del Rocío, atendiendo especialmente a niños y adolescentes con TOC e intentos de suicidio, muchos de ellos víctimas de acoso escolar. Sin duda esta última experiencia fue bastante dura, pero al mismo tiempo muy bonita, pues me permitía acompañarlos y aportar mi granito de arena en una etapa muy complicada de sus vidas. Esto me motivó a continuar por este camino, por lo que me especialicé en psicoterapia en la infancia y adolescencia, pues considero que son las etapas más vulnerables de la vida, donde, un pequeño cambio, puede suponer una gran diferencia.
A día de hoy trabajo desde un enfoque cognitivo-conductual con niños y adolescentes, así como con adultos, con problemáticas como sintomatología ansioso-depresiva, duelo, trastornos de alimentación, etc. intentando siempre servir de guía y acompañar en un camino que, aunque no será fácil, pero será mucho más ameno.